“De muchas maneras, a través de los tiempos existió la comunicación entre el hombre y las realidades supraterrestres. Para ello se usaron los lenguajes provenientes del cosmos, de los cuales se tiene noticias sobre todo por contactos con fuentes internas de información.

Se conoce el ichiuá, lenguaje usado en tiempos inmemoriales en los que el habla no se pronunciaba. El ichiuá era expresado por sacerdotes, en respuesta a impulsos de fuentes cósmicas. Les servía de instrumento para imprimir patrones arquetípicos en el éter de la Tierra, que no era del todo física. La comunicación por medio del ichiuá se hacía desde una perspectiva venusina, dado que los sacerdotes de entonces eran espíritus de Venus.

Por otro lado, el senzar fue, en tiempos remotos, el lenguaje de adeptos e iniciados. Usado en Oriente y en la antigua América, su escritura era cifrada y no fonética. Fueron los devas, instructores celestiales que visitaban la Tierra, que se lo transmitieron a los seres humanos en la época de la Lemuria. El templo de Ibez, situado en el actual centro de América del Sur, difundió el senzar en el período lemuriano. El nombre Ibez proviene del senzar, y está adaptado a las lenguas occidentales de hoy. Se dice que cada una de sus cuatro letras es la inicial del nombre de cada uno de los cuatro avatares que velan por la evolución terrestre. Desde hace aproximadamente cinco mil años, el senzar ya no está al alcance de la humanidad. También existió un idioma sagrado que, escrito en ideogramas, dio origen al sánscrito. Se llamaba devanagari. Expresión de devas y de otros seres extraplanetarios, es una de las más antiguas lenguas estructuradas que se conocen. "

​

Boletín de Señales N° 2 (2003)